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lunes, 17 de mayo de 2010

ESCENAS INOLVIDABLES (XV)

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"Matar un ruiseñor", excelente, por no decir, inmejorable película de Robert Mulligan.

Gregory Peck es un abogado sureño que defiende a un hombre negro acusado de violación en esta adaptación al cine de una novela galardonada con el premio Pulitzer. En una ciudad del sur de los Estados Unidos, en la época de la Gran Depresión, una mujer blanca acusa de violación a un hombre negro. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el resultado del juicio es tan previsible que ningún abogado haría nada para evitarla... excepto Atticus Finch (Peck), el ciudadano más respetable de la ciudad. Su compasiva defensa le cuesta muchas amistades, pero le otorga el respeto y la admiración de sus dos hijos, huérfanos de madre.

Una conmovedora y sublime aproximación al mundo de la infancia, a través de cuyos ojos, percibimos su descubrimiento del mundo y su forja como seres humanos comprometidos y responsables.

A través de las ávidas y curiosas miradas de los hijos de Atticus, se nos muestra la intolerancia social sureña con toda la carga de desprecio, odio y prejuicios hacia la comunidad negra.

La integridad y la admiración por la figura paterna, en la calurosa noche en que reciben la magistral lección de principios, por parte de su padre en el porche del hogar.

El descubrimiento del auténtico valor, que no supone ignorar el miedo, sino aprender a controlarlo y a dominarlo, tanto el miedo subjetivo (la casa vecina que se supone maldita), como el miedo objetivo (el sobrecogedor enfrentamiento a la multitud que pretende linchar al acusado).


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